En 2014 se echó a la mar el navío Bidasoa; un barco de 12’5 metros de eslora, especialmente hecho a medida bajo estrictos parámetros. Los requisitos que se exigían en su desarrollo eran los siguientes: Debía tener la capacidad de transportar mínimo 56 personas (la misma que un autobús), tener una manga (anchura) máxima de 4’30 metros, de fácil mantenimiento y poco calado. Este último requisito era indispensable ya que navega con mareas bajas a través del Bidasoa, cuya profundidad es mínima. Tras un interesante desafío técnico, se consiguió desarrollar el navío del que hoy en día disfrutan miles de personas a lo largo del año. Es un barco construido casi en su totalidad en fibra, incluidos los elementos como asientos y estructura principal. Esto permite que su mantenimiento anual sea exageradamente inferior comparados con sus homólogos de madera. Los barcos de madera requieren de un periodo superior a un mes de mantenimiento, mientras que el de fibra solamente necesita 3 días. Se consiguió tal excelencia con la consecución de objetivos, que os dejamos con el siguiente dato: El navío Bidasoa trabaja mejor transportando la capacidad máxima de pasajeros posible que sin ellos. Es tan ligero, que necesita de ese peso para que la hélice pueda introducirse completamente bajo el agua y operar de forma eficiente. Os dejamos a continuación con un vídeo del momento en el que se transportó hasta el puerto y se depositó sobre la mar.
